Cortesía de
http://enfilme.com y
https://pijamasurf.com
En 1967, dos
opuestos reúnen su talento sobre una simple mesa: Fritz Lang
y Jean Luc Godard, el dinosaurio y el bebé,
entablan una plática donde las ideas sobre cine se proyectan sin
necesidad de una pantalla. Uno veterano, el otro joven, cuya ópera
prima había sido estrenada solo 7 años antes, À bout de
souffle (Sin aliento). Prudencia y saber vs
candor e improvisación; diferentes caminos para el pensamiento
cinematográfico que, sin embargo, confluyen de varias formas. En
1963 habían trabajado juntos en Le mépris (Los celos),
Lang se interpretaba a sí mismo en la película de la cual, se
extraen imágenes que se intercalan con el diálogo entre estos dos
autores, cuyo hermandad se encuentra, en el oficio cinematográfico.
Fritz Lang y Jean
Luc Godard son, sin lugar a dudas, dos de los directores más
influyentes en la historia del cine occidental, un par de titanes
que, cada uno en su tiempo, revolucionó con genio, talento y
constancia las formas y las prácticas de la expresión fílmica,
creando casi de la nada una nueva forma de ver el mundo, de mirarlo.
En esta ocasión
compartimos esta maratónica charla sostenida entre ambos
realizadores, un tête-à-tête improbable y en cierta forma
desmesurado en el que, con cierta frecuencia, se cuelan chispazos de
genialidad, justo como esos relámpagos que los griegos veían en la
cima del Olimpo y los cuales achacaban a la actividad de los dioses.
"No me gusta el
término artista" —dice en cierto momento de la charla Fritz
Lang— "¿Qué es un artista" Un hombre que trabaja mucho
y que conoce su oficio. Un gran cirujano es para mí un artista. Yo
trabajo mucho. Me gusta mi trabajo. Debo decir que mucho. Eso es
todo".
Solo que,
afortunadamente para el cine y su devenir, eso no es todo.
impresionante recorrido visual!!!!!
ResponderEliminarExcelente marco teórico!!!